
No fue hace mucho que me pidieron por primera vez que dejara de contestar a las preguntas… Entonces ¿para qué preguntas? Creí que moriría si no respondía, la verdad.
Y de niña no fue que me insistieran que respondiera, ¿o sí? ¡Claro! Razón tenía yo. Cómo no querer hacer lo que había hecho toda mi vida: Concluir. Porque una respuesta es la conclusión de un razonamiento, ¿cierto?
Nuevo punto de partida. Estamos tan acostumbrados a emitir juicios de lo que es bueno y lo que es malo que, incluso en los mejores escenarios, se nos olvida que hay un sin fin de posibilidades de que todo pueda ser mejor. Piénsenlo, imaginen una situación ideal, en la que complazcan sus más profundos deseos, ¿no podría mejorar eso? ¿De verdad?
Como cuando suenan las palomitas en el micro, así. Esa es la analogía constante de lo que son mis días desde que practico Access.
Fue una explosión, una fractura en la estructura mental con la que había recreado mis días: Pidiéndole al Universo exactamente “eso”, no me des más de eso que no lo quiero, sólo eso y sino es eso, tampoco lo quiero.
Saben cuánto tiempo y dinero invertí en talleres y libros sobre visualización, intención, mapas mentales, mapas del tesoro, y no sé con qué otros diagramas y nombres limitaba mi vida. La verdad, ya intuía otra alternativa, porque yo: No fluía.
¡Entonces cantaron bingo! Directo entre los ojos y sin rodeos: Deja de cerrarte a las posibilidades, coartas la grandiosidad de la vida cuando concluyes y respondes. Y esto en el hipotético caso de que hayas recurrido a la pregunta, que ya sería un gran avance.
Esa es la herramienta: La pregunta.
Desde “¿qué más es posible?” O “¿cómo puede mejorar esto?” hasta los más engorrosos trabalenguas practicados por expertos, las preguntas funcionan.
¿Qué más es posible? ¿Cómo puede mejorar esto?
Bastante se ha dicho sobre la energía y el pensamiento, sabemos que donde ponemos nuestra atención ponemos la diana (por no decir la bala), y que sin distracción llega precisa la energía, develando resultados.
¿No crees lo suficientemente poderoso al Universo como para que mejore cualquier panorama? ¿O crees que no hay nada más allá de lo que alcanzas a imaginar?, un tanto humilde de tu parte, jeje.
De allí la expresión: “La pregunta empodera”. La verdad: ¿Qué más powerfull que contar con opciones que no habías ni imaginado?
Un día gris: ¿Qué más es posible? ¿Cómo puede mejorar esto? Algo excelente sucede: ¿Qué más es posible? O ¿cómo puede mejorar esto? Es cualquier circunstancia: infalibles.
Duélale a quien le duela, ¡siempre podemos estar mejor!
Arlette Quintero, Country Update Newsletter Editor
P.D.: Y si deseas profundizar en la herramienta, te invito a ver al Dr. Dain Heer en uno de los capítulos del Club de lectura del libro “Siendo tú Cambiando el mundo” llamado: Pregunta y se te dará (Inclusive dinero). Te lo dejo aquí:






